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Revista signos

On-line version ISSN 0718-0934

Rev. signos vol.50 no.93 Valparaíso Mar. 2017

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342017000100004 

ARTICULOS

La locución discursiva ‘pero vamos/vaya’ como reorganizador discursivo

 

The Spanish discursive locution ‘pero vamos/vaya’ as a discourse reorganizer

 

Fernando Polanco
Universidad de Barcelona
España
polanco@ub.edu


RESUMEN

En este trabajo se analiza una de las funciones discursivas de los marcadores conversacionales ‘vamos’ y ‘vaya’ en el español europeo, la recuperación del tópico discursivo tras una desviación temática. Esta función se muestra con mayor frecuencia y nitidez cuando estos marcadores coaparecen con la conjunción ‘pero’, formando una locución discursiva. En este estudio sostenemos, por una parte, que dicha combinación puede entenderse como una unidad discursiva; y, por otra, que el contexto funcional continuativo-regresivo puede entenderse como un esquema construccional (Ono & Thompson, 1995) o construcción discursiva (Linell, 2009; Polanco, 2014a, 2014b).

Palabras Clave: Partículas discursivas, español coloquial, análisis de la conversación, construcciones discursivas, pragmática.


ABSTRACT

In this paper we analyze one of the discursive functions of the conversational markers vamos and vaya in European Spanish, the recovery of the discourse topic after a thematic deviation. This function appears with higher frequency and clearness when these discursive particles co-occur with the conjunction pero, forming a discursive phrase. In this study we hold, on the one hand, that such phrase is being reanalyzed in a discursive unit; and, on the other, that the continuative-regressive functional context can be understood as a functional schema (Ono & Thompson, 1995) or discursive construction (Linell, 2009; Polanco, 2014a, 2014b).

Key Words: Discursive particles, colloquial Spanish, conversational analysis, discursive constructions, pragmatics.


 

INTRODUCCIÓN

Una de las características funcionales más relevantes de los marcadores conversacionales ‘vamos’ y ‘vaya’ es su polifuncionalidad (Santos Río, 2003;  Briz, Pons & Portolés, 2008; Fuentes, 2009; Polanco, 2013, 2114b). Ambos elementos proceden de la gramaticalización de formas de subjuntivo especializadas en la formulación de actos de habla directivos y desiderativos (esto último, especialmente en el caso de ‘vaya’)[1], lo que ha favorecido la convergencia de valores interjectivos asociados a la función fática y conativa (modalidad deóntica) y al refuerzo asertivo (modalidad epistémica). Igualmente, el significado léxico del verbo ‘ir, que implica un movimiento prospectivo, un desplazamiento desde el espacio del hablante (del yo) o del oyente (del tú) hacia otro espacio ajeno a ambos, ha favorecido que los marcadores ‘vamos’ y ‘vaya’ hayan convencionalizado instrucciones pragmáticas relacionadas con tareas discursivas de prospección en el discurso, como la (re)formulación (Briz, 1998; Fuentes, 1998; Martín Zorraquino & Portolés, 1999; Portolés, 2001; Santos Río, 2003; Cortés & Camacho, 2005; Briz et al., 2008; Fuentes, 2009; Monjour, 2011; Polanco, 2013, 2014b), la reorientación del tópico conversacional y la marcación de relevancia informativa del segmento que introducen (Fuentes, 1998; Martín Zorraquino & Portolés, 1999; Briz et al., 2008; Fuentes, 2009; Polanco, 2013, 2014a, 2014b).

En este estudio, analizamos una de las funciones discursivas destacadas de estos marcadores conversacionales en el español europeo, la recuperación del tópico discursivo tras una desviación temática. Esta función se muestra especialmente cuando coaparecen con la conjunción ‘pero’, formando una locución discursiva muy productiva en el español coloquial (apartado 3). Sostenemos, por una parte, que el contexto funcional continuativo-regresivo puede entenderse como un esquema construccional (Ono & Thompson, 1995) o construcción discursiva (Linell, 2009; Polanco, 2014a, 2014b) (apartados 1.2 y 3.3); y, por otra, que dicha combinación puede interpretarse como una unidad discursiva (apartado 4). Creemos que, de esta forma, puede captarse adecuadamente la estrecha vinculación semántico-cognitiva que se establece entre determinados usos de un marcador y algunos contextos funcionales, vinculación que activa por defecto lecturas adicionales que emanan del esquema construccional.

1. Marco teórico

1.1. La rearticulación discursiva

Una de las funciones destacadas de ‘vamos’ y ‘vaya’ se relaciona principalmente con su valor continuativo[2]. Esta operación de reorganización discursiva, que denominamos ‘función rearticuladora’[3], se utiliza para solventar los problemas que van surgiendo en todo discurso no planificado o semiplanificado, en el que son frecuentes los movimientos discursivos digresivos (desvíos temáticos, inclusiones de temas o subtemas derivados del tópico principal) y regresivos (recuperación de un tópico anterior tras una digresión o un desvío temático); y en el que abundan las interrupciones y los reajustes en la estructuración informativa.

En este sentido, ambos marcadores señalan que el hablante quiere avanzar en el discurso con la finalidad de (i) retomar el hilo del discurso tras una digresión (función continuativa y continuativo-regresiva; ejemplo 1); (ii) comentar algún aspecto del discurso, propio o ajeno, que el hablante considera oportuno (función comentadora o digresiva; ejemplo 2); (iii) relanzar el habla tras una pausa o una vacilación momentánea (ejemplo 3); o (iv) mantener el turno de habla pese a problemas en la formulación, “rellenando” posibles silencios que podrían constituir lugares de transición pertinente (LTP) para la toma de turno por otro interlocutor (ejemplo 4):

(1)     De todas formas, pese a ello llevo unos días aprovechando la hora de la comida y de la cena para verme los contenidos extra de la nueva caja de Alien, de la que todo el mundo otros adictos a esto de los dvd hablan maravillas. Y vaya, los estoy disfrutando enormemente. Me vi el primer Alien y a continuación todos los documentales sobre la película. (Crea Oral; EFÍMERO, 04206006. Weblog, 2004)

(2)     y el de la autoescuela le dice pero tío pero ¿¡de qué vas↓!? ¿¡tú estás loco!?/ ¿cómo te vas-? si acabas de empeZAAR↓ no has venío ningún día a clase∕  vamos o s(e)a// yo si quieres yo te apunto// tú eres el que vas a tener QUE PAGAR (...). (Briz y grupo Val.Es.Co 2002: 113 [L.15.A.2])

(3)     Yo pienso que no, <VOCAL "INTERROGACIÓN" "¿EH?">. Yo pienso que que uno<PAUSE> el<PAUSE> vamos, todo el mundo tiene derecho a elegir el sistema que quiera. (Crea Oral; GC-8. Mujer, de X años. Médica)

(4)     Bueno, es decir, oye<PAUSE> qué quieres, no sé. Dicen de que<PAUSE> dicen Cruz y Raya de que yo hablo inseguro. Es que pienso que<PAUSE> vamos, o sea, no estoy de acuerdo, pero<PAUSE> vamos, no sé, ¿no? O sea, yo creo<PAUSE> yo que usted<PAUSE> vamos, no sé, ¿verdad, señor Gil? (Crea Oral; Magacines, ¿Pero esto qué es?, 10/09/90, TVE 1)

Ambos marcadores actúan en estos contextos como ‘operadores discursivos’ (Martín Zorraquino & Portolés, 1999) porque su ámbito de acción se reduce al enunciado que introducen. Funcionan como herramientas metadiscursivas que contribuyen a la (re)organización del discurso y como estrategias relacionadas con el control del contacto entre los interlocutores y la gestión de los turnos de habla.

1.2. La rearticulación como esquema construccional

La rearticulación, entendida como estrategia discursiva, puede entenderse como un patrón discursivo convencional al que recurren los interlocutores durante el proceso dinámico de construcción-interpretación del discurso. En este sentido, cuando se lleva a cabo una operación de rearticulación continuativo-regresiva como la que tratamos en este trabajo, los interlocutores se valen, en definitiva, de su conocimiento metalingüístico y metapragmático, es decir, del conocimiento global compartido que tienen sobre el uso de la rearticulación o 'marco de interpretación'[4] (que incluye tanto los elementos formales como las condiciones para garantizar un uso adecuado) y sus límites de interpretabilidad (las restricciones semántico-pragmáticas asociadas a la ‘felicidad’ del acto rearticulador implican un determinado umbral de distorsión interpretativo[5] asociado para interpretar la intención (re)formuladora del hablante).

Visto desde un modelo gramatical de tipo construccional basado en el uso, el esquema de rearticulación continuativo-regresiva que tratamos en este trabajo -y que representaremos como [A, B, pero vamos/vaya, A’]-, puede concebirse como una construcción discursiva (Goldberg, 1995; Ono & Thompson; 1995; Linell, 2009); es decir, como una construcción esquemática, abstracta y no especificada léxicamente. Estos esquemas expresan una función discursiva que activa un determinado marco de interpretación. Cada uso efectivo de estos esquemas abstractos prototípicos en la conversación o en el discurso, en los que se incluye un marcador discursivo previsto prototípicamente por el marco de interpretación de la construcción, representa una instancia concreta de un esquema abstracto más general.

En el caso de la operación de rearticulación discursiva, que podría representarse como [A, rearticulación, B], las funciones concretas de rearticulación continuativa, rearticulación continuativo-regresiva y rearticulación de relanzamiento o de ‘relleno’ constituyen distintos esquemas rearticulatorios, que pueden representarse como [A, rearticulación, B], [A, B, rearticulación, A’], y [A <pausa/vacilación> A], respectivamente. Estos esquemas más concretos son instancias del esquema general [A, rearticulación, B]. A su vez, los esquemas con especificación del marcador rearticulador representan instancias de nivel inferior de las instancias anteriores, a saber: [A, (y) ‘vamos/vaya’, B], [A, B, ‘vamos/vaya/pero vamos/vaya’, A’], [A, ‘vamos/vaya’, B, (pero/aunque) A’] y [A <pausa/vacilación> A], respectivamente.

La lista anterior puede representarse como un inventario estructurado del conocimiento convencional que tiene un hablante sobre los recursos (re)formulativos de su lengua. Dicha lista puede encajarse dentro de un modelo con forma de red taxonómica de construcciones que representa una relación de mayor a menor esquematicidad o generalidad entre dos –o más– construcciones, de modo que cada construcción constituya un nodo de esa red (ver Figura 1). En función del principio de no sinonimia de las formas gramaticales (Goldberg, 1995), cada construcción con propiedades diferenciadas (de carácter fonológico, sintáctico, léxico, semántico o discursivo-funcional) puede considerarse una construcción y se representa como un nodo independiente en la red construccional. Es razonable pensar que cada esquema de esta red responde a una conceptualización o una representación del conocimiento convencional diferenciado que tiene el hablante de los diferentes recursos rearticulativos de su lengua.

Figura 1. Red taxonómica de los esquemas discursivos asociados con la rearticulación.

Una concepción radial como la que hemos representado en la Figura 1 supone asumir una manera distinta de concebir la categorización funcional y el papel que ejercen los marcadores discursivos en sus contextos de aparición. Por una parte, la categorización de las funciones discursivas y de las construcciones o esquemas asociados no se establece de manera discreta, sino mediante un criterio flexible que permite establecer unidades centrales (de activación inmediata) y unidades relacionadas con las anteriores en diferentes grados (es decir, construcciones más o menos prototípicas). Por otra parte, respecto de los marcadores discursivos, estos dejan de ser el único portador del significado y de la función que caracteriza a la construcción discursiva, puesto que el contexto estructural (es decir, el esquema discursivo) también contribuye a la interpretación funcional.

2. Marco metodológico           

En este trabajo aplicamos un análisis de tipo cualitativo cuya finalidad principal es describir tanto el comportamiento funcional de 'pero vamos/vaya' en contextos de rearticulación regresiva como los contextos de aparición asociados a esta unidad. Con todo, pese a que el interés del estudio se centra en la parte descriptiva, se aportan también datos cuantitativos para apoyar el estudio.

El corpus que hemos manejado se compone de ocurrencias extraídas de ‘corpus orales’ (Corpus de conversaciones coloquiales [Briz & Val.Es.Co, 2002]; Corpus Preseea [Preseea Alcalá, Madrid & Valencia); CREA Oral [España, 1990-1999]) (ver Tabla 1). Asimismo, para complementar el déficit de ocurrencias de la combinación ‘pero vaya’ en los corpus orales, se ha ampliado la consulta recurriendo también a ‘foros de discusión’, blogs y ‘páginas web’ (Internet) (ver Tabla 2). En todos los casos, la búsqueda de ocurrencias se ha realizado a partir de la combinación ‘pero vamos’ y ‘pero vaya’.

Tabla 1. Número de ocurrencias de ‘pero vamos’ en el corpus.

Tabla 2. Número de ocurrencias de ‘pero vaya’ en el corpus.

Dado que el interés del estudio se orienta exclusivamente al análisis de la función reorganizadora de ‘vamos’ y ‘vaya’ en el español peninsular en contextos de comunicación informal (preferentemente conversacional), solo se ha tenido en cuenta para la selección de las ocurrencias el origen geográfico, y se han desestimado otras variables como la edad, el sexo o el nivel de estudios, por considerarlas irrelevantes para el análisis. Así, en el caso de los corpus Preseea, se ha limitado la consulta a las ciudades de Alcalá, Madrid y Valencia (variable ‘ciudad’). Para el corpus CREA, la búsqueda de ‘pero vamos’ se ha limitado al período temporal de 1990 a 1999 y a las variables ‘España’ y ‘oral’, mientras que la de ‘pero vaya’ ha ampliado la selección del medio a todos los recursos del corpus, con el fin de encontrar un número mínimo de ocurrencias que analizar. 

Por su parte, la razón de incorporar los foros de Internet al análisis se debe a su carácter dialógico, de contraste de opiniones y de gran informalidad. Estos rasgos aproximan este género comunicativo a las características de la interacción oral espontánea y de los géneros polémicos o deliberativos; y representan, por ello, una valiosa fuente de datos para el estudio del español coloquial. Estos contextos de intercambio espontáneo virtual suministran una información valiosa sobre los patrones sintácticos en que se insertan los marcadores que estudiamos, así como sobre su función discursivo-interactiva (Polanco, 2014b).

Igualmente, como hemos apuntado anteriormente, se ha recurrido a muestras de blogs y páginas web para ampliar el número de casos analizados. En cualquier caso, los ejemplos utilizados muestran evidentes rasgos de coloquialidad y expresan con claridad la función reformuladora en cuestión. Por último, se ha consultado el corpus diacrócico de la Real Academia (CORDE) para documentar ejemplos tempranos de la coaparición de 'pero' y 'vamos/vaya' en contextos de rearticulación regresiva en el apartado que trata sobre la evolución de dicha combinación (apartado 4.2).

3. La locución 'pero vamos/vaya' y la rearticulación continuativo-regresiva

3.1. Descripción funcional

La función continuativo-regresiva se muestra con mucha más frecuencia y con mayor nitidez cuando ‘vamos’ y ‘vaya’ coaparecen con la conjunción 'pero', formando una unidad discursiva (ver apartado 4). Con esta función, la locución interviene en contextos con una secuencia o esquema discursivo que puede representarse como:

[A, B, pero vamos/vaya → / ↓, A’] [6].

La locución discursiva 'pero vamos/vaya' introduce un argumento (A’) antiorientado o desviante respecto de un argumento (B) inmediatamente anterior, intercalado en la secuencia como comentario lateral, al tiempo que retoma el hilo discursivo (A) previo al comentario (B). Es decir, la locución señala una desviación temático-discursiva en relación con el segmento precedente y un “reenganche” con un tópico anterior que se continúa para añadir una información que generalmente concluye la secuencia de historia iniciada antes de la digresión.

La combinación 'pero vamos/vaya' es funcionalmente equivalente a otras expresiones complejas como 'pero bueno' y 'pero en fin', con las que comparten rasgos funcionales y estructurales, como evidencia la intercambiabilidad que presentan en muchos contextos. Comparten con 'pero en fin' un cierto valor recapitulativo (mucho más evidente en este caso dado el significado que transmite 'en fin') y de focalización informativa; el marcador ‘pero vaya’ transmite un sentido de aceptación resignada o problemática[7], con el que coincide 'pero en fin' en ciertos contextos, especialmente en posición final de enunciado, intervención o turno. Asimismo, comparten con 'pero bueno' la función metadiscursiva de acumulación informativa y avance conversacional y, principalmente en el caso de ‘pero vaya’, un cierto valor modal deóntico de aceptación-concesión (valor que en este marcador evoluciona a partir del sentido de aceptación problemática).

Igual que otros marcadores recapitulativos como 'en fin', 'en definitiva' o 'total', ni ‘vamos’ ni ‘vaya’ presentan restricciones en cuanto a la orientación argumentativa del segmento que introducen, lo que permite que puedan combinarse con una partícula adversativa como 'pero' sin perder sus propiedades (re)formulativas[8]. Con esta construcción, en suma, se marca un desvío discursivo para regresar a un punto temático anterior. Esta desviación temática respecto del enunciado inmediatamente anterior al marcador puede realizarse presentando un argumento antiorientado que cancela las conclusiones que pudieran derivarse del segmento precedente, como muestra el siguiente ejemplo (5):

(5)     Holaa¡¡¡ Bueno, lo primero contar que el curso pasado, 2004/05 estuve en Gante de Erasmus. Genial, la verdad es que es una de las mejores experiencias que he tenido nunca, y lo mejor de todo, es que fue una experiencia de casi 11 meses.

(…)

Dificultades con el idioma: [dificultades con el idioma nunca vas a tener en Gante. La lengua de allí es el flamenco, (...). Al principio, en septiembre y febrero hay cursos intensivos de tres horas al día de holandés, (...)]A. [El problema si quieres aprender holandés es que todo el mundo te va a hablar siempre en inglés y al final todos los erasmus, no solo los españoles se iban de allí sabiendo decir, Natuurelijk, Smakelijk, Gooie Morgen, Ja, Nee, Kan ik jij kussen? y Ik spreek geen nederlands (No hablo holandés). El inglés es el importante]B. Pero vamos [yo te aconsejo que hagas al menos el primer curso y lo intentes pues si no puede que te vayas con la sensación de que perdiste el tiempo al no intentarlo.]A’

(…)     

[Es un país genial]A, [los belgas son un poco raritos]B, pero vamos [hay fiestas, diversión, puedes viajar… os lo recomiendo]A’.

(http://internacional.universia.net/europa/cronicas/belgica.htm)

En el ejemplo anterior (5), con el primer ‘pero vamos’ se recupera el tópico inicial de la secuencia de historia, la lengua flamenca, tras una digresión explicativa en que el emisor advierte de las dificultades de practicar esta lengua. Con el segundo ‘pero vamos’ también se lleva a cabo un movimiento regresivo que recupera el tópico inicial tras un comentario lateral; en este caso, la continuación del primer tópico (‘es un país genial’) se realiza mediante una reformulación conclusiva de tipo expansivo que explicita en qué consiste la ‘genialidad’ del país. En ambos casos, la locución introduce un argumento antiorientado que cancela las conclusiones que se derivarían del segmento digresor y refuerza la conclusión implícita en el segmento previo a la digresión mediante un movimiento recapitulativo-conclusivo: en el primer caso, se elimina la conclusión de la ‘inutilidad’ de estudiar flamenco; en el segundo caso, el emisor explicita las características que hacen de Bélgica un país ‘genial’, anulando así la pertinencia del argumento previo sobre la rareza de los belgas.

Como muestra el siguiente ejemplo (6), la locución ‘pero vaya’ realiza también una operación de reorganización discursiva mediante un movimiento continuativo-regresivo.

(6)     a. Y me pregunto, dónde están la ONU, Amnistía Internacional, Derechos Humanos, para darle un fregá o bien refregá a este engreído país enano (...), en el que nadie puede reclamar sus derechos por los que no ha luchado, y en el que nadie puede tomar el pelo ni al gobierno, ni a la ciudadanía, pero, vaya, ni están ni se les espera, y en seguida me di cuenta por qué.  (http://www.alertadigital.com/2012/05/05/%C2%A1vaya-chasco/)`

b. <PER001"> Pues fíjese usted el tema de los piojos, ¿no? Alguna vez se dice: "Bueno y ¿dónde, dónde, do do dónde dónde ha cogido aquel señor los piojos?" Pues a lo mejor lo ha cogido en una peluquería.

<PER002"> Bueno, hay que, también, presumir que hoy en día, en general, la higiene del ciudadano medio<PAUSE>

<PER001"> Sí.

<PER002"><PAUSE> pues es aceptable, pero vaya, estos casos pueden darse<OVERLAP>indudablemente</OVERLAP>.(CREA; Radio, Madrid, 13/03/91, Cadena Ibérica)

En (6b), a diferencia de los ejemplos (5) y (6a), el hablante PER002 no recupera el hilo discursivo de su propia elocución, sino un tópico esbozado por su interlocutor en un turno anterior. En este caso, la digresión previa a la recuperación del tópico inicial viene dada por una intervención reactiva del hablante PER002, en la que este muestra su disconformidad respecto de la opinión de su interlocutor acerca de una presunta falta de higiene en el ciudadano medio. La operación metadiscursiva de regresión tópica es común en los ejemplos (5) y (6). Sin embargo, el mecanismo para llevar a cabo la recuperación es distinto. En (6), se atenúa la fuerza argumentativa del segmento antiorientado (A') que enlaza con el tópico (A) previo a la digresión (B).

En los dos ejemplos de (6), ‘pero vaya’ mantiene su función metadiscursiva de retomar el hilo de la argumentación tras el movimiento digresivo. Sin embargo, a diferencia de lo ocurre con ‘pero vamos’, no se refuerza el segmento que introduce, sino que lo equipara argumentativamente al segmento anterior al marcador[9]. Con ‘pero vaya’, el compromiso del hablante respecto de su enunciación es menor que con ‘pero vamos’ y, en consecuencia, el refuerzo de dicho argumento también disminuye. La acción de 'pero' sigue siendo la de reforzar la conclusión implícita en el argumento adversativo, pero no se anula la conclusión del otro argumento, sino que se equiparan[10].

Como hemos visto hasta el momento, con 'pero vamos/vaya' el hablante introduce en su discurso un cambio de orientación discursiva antiorientada respecto del tópico del segmento digresor mediante un movimiento de carácter recapitulativo que retoma el hilo del discurso anterior a la digresión y concluye generalmente una secuencia de historia (constituye, pues, una señal de completud de (sub)tópico conversacional). No obstante, este movimiento desviante puede llevarse a cabo mediante un contraste tópico, es decir, a través de una desviación tópica cuya orientación argumentativa no es contraria a la del segmento digresor previo. Así ocurre, en efecto, en el siguiente ejemplo (7):

(7)     12 comentarios a “Oposiciones: ¿Callejón sin salida?”

9. Gentileza de Fily, enviado el 9 Ene 2007 | Responder

Espero que no te desanimes y confies en tu potencial…

Un abrazo

Comment por Fily — Martes, 9 de Enero de 2007 @ 16:03 - [Comenta esto]

Gentileza de Julio Ruiz, enviado el 10 Ene 2007 | Responder

Muchas gracias Fily por tu comentario, pero vamos la situación sigue igual  [continúa sin trabajo tras haberse presentado a unas oposiciones de Biblioteconomía y Documentación]…

Comment por Julio Ruiz — Miércoles, 10 de Enero de 2007 @ 14: 22

(http://www.documentalistaenredado.net/187/callejon-sin-salida/trackback/)

Con este ‘pero vamos’, el emisor, tras el agradecimiento inicial al comentario realizado por Fily en la intervención anterior, continúa su intervención con un argumento (‘todo sigue igual’) que recupera el tópico con el que había concluido el texto de su blog sobre unas oposiciones mal preparadas a las que se ha presentado (en la parte superior del ejemplo)[11]. Sin embargo, a diferencia de los ejemplos (5) y (6), el segmento introducido por ‘pero vamos’ que estamos comentando no está antiorientado respecto del argumento previo, sino que supone un cambio de tema que, en cualquier caso, se presenta como la única conclusión pertinente para el emisor (a pesar del comentario animoso de su interlocutor). Derivado de este refuerzo argumentativo y de la valoración negativa implícita en el comentario que introduce ‘pero vamos’ (que podría parafrasearse como ‘todo sigue igual de mal que antes’), el marcador adquiere contextualmente un cierto matiz de resignación (mucho más evidente cuando aparece el marcador ‘pero vaya’).

Tal como muestran los ejemplos anteriores, con esta función continuativo regresiva, la locución aparece mayoritariamente en contextos monológicos ocupando prototípicamente una posición medial de intervención (ver Tablas 1 y 2). Esta locución se profiere generalmente con una entonación continuativa, en tanto que avisador de continuidad discursiva.

No obstante, esta locución también puede aparecer al final de un enunciado a modo de construcción suspendida[12], tanto en posición medial (ejemplo 8a), como en posición final de turno, cerrándolo (ejemplo 8b). En ambos casos, la locución indica, sin materializarlo, un posible argumento antiorientado que no se llega a formular. En contextos rearticulatorios como el que estamos describiendo, la entonación de la construcción discursiva mantiene el esquema continuativo prototípico, y suele interpretarse como una marca de conclusión argumentativa antiorientada o desviante que enlaza normalmente la información previa a la digresión y anula la relevancia de dicho inciso:

(8) a.  A: (...). Pero hay, además, otra categoría de víctimas potenciales (...). Hombres y mujeres sanos pero que aunque no van a padecer nunca la enfermedad, han entrado en contacto con el virus y podrían contagiarlo en determinadas circunstancia, lo cual les acarrea el completo rechazo de la sociedad entera.

     B: Lo ves mismamente en los contactos, pues eso, en la familia, con la gente que que ha estado contigo y sabe que has que has tenido contacto con ese virus, has tenido contacto con el virus este y no es que te repudien, pero vamos. Yo he tenido en mi barrio (...). (CREA, Debate: El Sida, 23/04/87, TVE 1)

b. Llegaron a la puerta de un bar -o café, depende de cómo se mire- que luego se hizo famoso porque por allí empezaba a cantar Joaquín Sabina. No han puesto placa, pero vaya. (CREA, Adolfo Marsillach, 1995, Se vende ático, pág. 158)

Las tablas 3, 4 y 5 muestran un cuadro resumen del marcador 'pero vamos/vaya' en función rearticuladora continutivo-regresiva en distintos contextos funcionales.

Tabla 3. Contexto funcional de 'pero vamos/vaya' en función rearticuladora continuativo-regresiva (contexto monológico; segmento rearticulador explícito).

ESQUEMA DISCURSIVO (contexto monológico)

A <pausa> B <pausa> pero vamos/vaya (<pausa>) A’

INFO SINTÁCTICA

Entre unidades discursivas completas sintáctica y semánticamente; antepuesto al segmento rearticulador.

UBICACIÓN EN EL TURNO

Posición medial de intervención y/o turno.

INFO PROSÓDICA

Entonación suspendida o descendente.

FUNCIÓN PRAGMÁTICO-DISCURSIVA

Introducir una desviación temático-discursiva en relación con el segmento precedente y un “reenganche” con un tópico anterior que se continúa para añadir una información que generalmente concluye la secuencia de historia iniciada antes de la digresión.

OCURRENCIA

ejemplo (5)

Tabla 4. Contexto funcional de 'pero vamos/vaya' en función rearticuladora continuativo-regresiva (contexto monológico; segmento rearticulador implícito).

ESQUEMA DISCURSIVO (contexto monológico)

A <pausa> B <pausa> pero vamos/vaya…

INFO SINTÁCTICA

Tras unidades discursivas antiorientadas completas sintáctica y semánticamente; pospuesta a la segunda unidad discursiva.

Valor modal de aceptación problemática o resignada  (principalmente en pero vaya).

UBICACIÓN EN EL TURNO

Posición final de intervención y/o turno.

INFO PROSÓDICA

Entonación suspendida.

FUNCIÓN PRAGMÁTICO-DISCURSIVA

Insinuar un posible argumento antiorientado o desviante  que no se llega a formular, con lo que el hablante delega en su interlocutor la responsabilidad de concluir lo que el emisor ha preferido evitar o no ha podido o sabido formular; la continuación puede enlazar con el primer argumento (A), o reforzar el segundo argumento (B), cancelando parcialmente la relevancia del primer segmento (A).

OCURRENCIA

ejemplo (8)

Tabla 5. Contexto funcional de 'pero vamos/vaya' en función rearticuladora continuativo-regresiva (contexto dialógico).

ESQUEMA DISCURSIVO (contexto dialógico)

H1: A
H2: A
H2: B
H1: B
H2: B/C
H1: pero vamos/vaya <pausa> A

INFO SINTÁCTICA

Tras unidades discursivas antiorientadas completas sintáctica y semánticamente; pospuesta a la segunda unidad discursiva.

Valor modal de aceptación problemática o resignada en pero vaya.

UBICACIÓN EN EL TURNO

Posición final de intervención y/o turno.

INFO PROSÓDICA

Entonación suspendida.

FUNCIÓN PRAGMÁTICO-DISCURSIVA

Introducir una desviación temático-discursiva respecto del sub tópico digresivo que se ha ido desarrollando en las intervenciones previas para “reenganchar” con el tópico principal iniciado antes de la digresión; la intervención iniciada con pero vamos/vaya generalmente concluye la secuencia de historia iniciada antes de la digresión.

OCURRENCIA

ejemplo (6b)

3.2. Implicaciones interpretativas

Como permiten comprobar los ejemplos anteriores, la conmutación entre ambas locuciones discursivas conlleva por lo general diferencias en la interpretación del segmento que introducen. Tanto si el movimiento regresivo se realiza mediante un movimiento adversativo-concesivo (antiorientación argumentativa) como si se lleva a cabo a través de una desviación temática, el resultado de usar ‘pero vamos’ o ‘pero vaya’ induce, en cualquier caso, una interpretación de tipo adversativo (refuerzo argumentativo) o a una lectura de tipo concesivo (atenuación argumentativa), respectivamente.

En este sentido, puede plantearse como hipótesis que estos marcadores complejos forman parte de una escala de marcas de antiorientación argumentativa del tipo <pero, pero vamos, (…), pero vaya, aunque> en la que cada elemento a la izquierda posee un grado mayor de antiorientación  respecto del elemento a su derecha. Si esto es correcto, la escalaridad de estos marcadores permitiría explicar la interpretación de refuerzo y atenuación argumentativa de ‘pero vamos’ y ‘pero vaya’, respectivamente, como una implicatura conversacional generalizada a partir del principio C(antidad) (Levinson, 2004).

Según la ‘Teoría de las implicaturas conversacionales generalizadas’ de Levinson (2004), el principio C es una heurística basada en la primera máxima de Grice que deriva inferencias a partir del uso de una expresión que entra en contraste con otras expresiones dentro de una escala informativa. Las inferencias así derivadas son metalingüísticas y paradigmáticas (en tanto que lo que implican refiere a algo que podría haberse dicho y no se ha dicho) y constituyen proposiciones negativas (es decir, implica la negación del elemento más informativo que no se ha mencionado). En el caso de ‘pero vamos/vaya’ también podría defenderse la actuación del principio de Manera, ya que esta locución supone una opción discursiva marcada respecto de sus homólogos adversativo-concesivos formalmente más simples (‘pero’ y ‘aunque’). En este caso, la marcación llevaría a una interpretación adversativo-concesiva no estereotípica, en este caso, a una interpretación modalizada atenuativa.

La interpretación de 'pero vamos/vaya' a partir de cualesquiera de estos dos principios no implica aparentemente una colisión interpretativa, en la medida en que ambos son principios metalingüísticos que actúan mediante referencia a algo que el hablante podría haber dicho y no dijo (es decir, por referencia negativa a algún elemento informativo más fuerte dentro de la escala o por mediación del carácter marcado de uno de los elementos). Asimismo, la derivación de inferencias sigue un orden de prioridad interpretativa con el que se evita una potencial colisión entre posibles interpretaciones contradictorias o inconsistentes (Levinson, 2004).

En cualquier caso, tanto la interpretación de refuerzo como la de atenuación argumentativa de ‘pero vamos’ y ‘pero vaya’ se activan por defecto en contextos de antiorientación como una inferencia derivada de la posición que ocupa la locución en relación con los otros elementos de la escala y por la asociación continuada que se establece entre la locución discursiva y el contexto de adversación. Con todo, pese a la preferencia de las interpretaciones de refuerzo y atenuación argumentativa, estos valores pueden cancelarse contextualmente en función, por ejemplo, de los rasgos prosódicos de su emisión; de ahí que no puedan interpretarse como una instrucción convencional de la locución discursiva.

 3.3. Los sentidos contextuales como sentidos construccionales

Las construcciones discursivas esquemáticas, tal como se describían en el apartado 1.2., son una conjunción de características formales y semántico-funcionales que definen la construcción en su conjunto. Funcionan, pues, como unidades simbólicas que aúnan forma y significado-función en un nivel de abstracción superior[13]. Así, las construcciones generales pueden instanciarse en construcciones concretas en las que el esquema general se materializa léxicamente (en nuestro caso, principalmente a través de la inclusión de un marcador discursivo). Por otro lado, la relación entre los elementos que configuran la construcción concreta y el esquema general no es unidireccional, es decir, no viene dada únicamente por el valor del elemento léxico, el marcador, que materializa el sentido o la función de la construcción. El significado del marcador, la instrucción que vehicula, funciona como un anclaje explícito de la función general que activa la construcción, pero no define necesariamente dicha función.

Esto último es fácil de advertir a partir de los distintos sentidos que puede cobrar un marcador discursivo como ‘vamos’ en función del contexto en que aparece. Pese a que este marcador posee un significado de base estable, relacionado con la formulación y la prosecución discursiva –que en buena medida persiste y condiciona la interpretación–, la construcción discursiva en que se inserta ‘vamos’ ejerce también una considerable presión interpretativa, en tanto que establece un determinado marco de interpretación. Así, por ejemplo, cuando ‘vamos’ aparece en un contexto de tipo continuativo-regresivo como el que estamos analizando, los rasgos característicos del contexto (argumentos coorientados completos separados por un comentario digresor tras el cual se retoma el tópico discursivo, posición medial de intervención del marcador, entonación suspendida del marcador) activan un marco interpretativo prototípico concreto: rearticulación continuativo-regresiva. A esta interpretación funcional contribuye también, por supuesto, el marcador, en tanto que elemento de relación típico previsto por la construcción para realizar la función prototípica de formulación descrita. 

El sentido continuativo-regresivo que cobran ‘vamos’ y, especialmente, 'pero vamos/vaya' en contextos como el del ejemplo (5), que repetimos parcialmente en (9), es un sentido funcional derivado, obviamente, del contexto en que aparecen.

(9)     [Es un país genial]A, [los belgas son un poco raritos]B, pero vamos [hay fiestas, diversión, puedes viajar… os lo recomiendo]A’

Ahora bien, este sentido se activa por defecto siempre que estos elementos discursivos aparecen en este tipo de esquema funcional, lo cual permite pensar que la interpretación concreta se deriva más bien como un valor generalizado –si no convencionalizado– y no como resultado de un reajuste interpretativo ad hoc a partir del contexto (opción que, en casos como este, no parece una opción cognitiva más económica). Es plausible asumir, por tanto, la existencia de una vinculación automática entre un marcador y el esquema discursivo en que aparece, de forma que el esquema discursivo  activa por defecto uno de los valores del marcador a partir de una interpretación estereotípica del esquema discursivo.

Así, en un esquema como [A, B, pero vamos/vaya, A’], es razonable pensar que el valor metadiscursivo de la locución 'pero vamos/vaya' viene dado por la interpretación que se deriva por defecto del valor asociado estereotípicamente al esquema discursivo, a saber, el de rearticulación continuativo-regresiva. Véase, a tal efecto, que la interpretación continuativo-regresiva está ausente en el uso de la misma locución con funciones de apoyo argumentativo-ilocutivo (‘pero vamos’) y concesivo-atenuativas (‘pero vaya’), en contextos prototípicos de adversación como los que muestra el siguiente ejemplo:

(10) a. Quería la habitación en un piso con buen ambiente y lo más cerca posible de Oxford Street que tengo la academia de inglés. Pero vaya que si el piso está bien y me tengo que tirar un rato más en el metro no tengo inconveniente. (http://www.forolondres.com/foro/showthread.php?t=41954) [refuerzo atenuado de argumentos antiorientados]

b. Él es acuario, pero vamos, acuario total. (CREA, El show de la una, 19/10/92, TVE 1) [refuerzo de argumentos coorientados]

El valor funcional de 'pero vamos/vaya' en un contexto rearticulativo como el del ejemplo (9) puede tratarse, pues, no como una implicatura particularizada (como un sentido o inferencia ocasional), sino como una implicatura conversacional generalizada (Levinson, 2004), implicitada por la forma del esquema discursivo [A, B, pero vamos/vaya, A’] y la aplicación de una heurística inferencial que restringe la interpretación del MD hacia la derivación de supuestos inmediatos sobre lo que es normal o estereotípicamente interpretable a partir del esquema discursivo en cuestión (Principio de I(informatividad) o principio I) (Levinson, 2004).

Si la relación entre el marcador y otros esquemas discursivos es frecuente, el marcador acaba por asumir la  función asociada a la construcción, de modo que el marcador amplía su ámbito de actuación y puede ir afianzando nuevos valores semánticos, como es el caso, por ejemplo, de ‘vamos’ y 'pero vamos/vaya'. De igual modo, la construcción discursiva amplía su marco de interpretación añadiendo nuevas variables de formalización con distintos grados de activación o prototipicidad, por ejemplo, ampliando la nómina de elementos discursivos que pueden saturar el hueco MD de la construcción con elementos no previstos inicialmente en el marco de interpretación de la construcción; esto es, como elementos discursivos periféricos.

En definitiva, el esquema discursivo general establece las condiciones bajo las que una instancia concreta de la construcción será entendida como tal construcción, por ejemplo como rearticulación continuativo-regresiva, como rearticulación relanzadora o como formulación parafrástica. Pero, a su vez, los elementos discursivos que puedan aparecer en dicha construcción ayudan a concretar el significado funcional de la construcción en que aparecen. Dicho de otro modo, la relación entre el esquema más abstracto y sus diversas instanciaciones ―y, por lo tanto, entre el significado más abstracto y los significados más concretos― es una relación condicionada de doble dirección: descendente (de la construcción esquemática a la construcción concreta) y ascendente (del significado del MD hacia el esquema discursivo).

4. Evolución de la locución 'pero vamos/vaya': De marcadores independientes a unidad discursiva

4.1. Estado de la cuestión en los estudios previos

Los autores que han tratado sobre ‘pero vamos’ no coinciden en cuanto a su consideración gramatical. Así, por ejemplo, en Briz et al. (2008) se describe como una combinación, es decir, como dos elementos independientes. Sin embargo, otras combinaciones conversacionales rutinarias como 'vamos hombre', 'vamos anda' o 'vamos vamos' son tratadas como fórmulas conversacionales, lo que las dota de cierta estabilidad formal e interpretativa. En cambio, en Santos Río (2003) se describe esa misma combinación como una locución reactiva ‘de protesta o muestra de desagrado o rechazo’ (s. v. ‘vamos’, acepción 2). Por su parte, Fuentes (1998) considera que no puede realizarse una lectura unitaria de ‘pero vamos’ debido a la incompatibilidad semántica de ambos marcadores[14]. Asimismo, según esta autora, la posibilidad de posponer el marcador ‘vamos’ al enunciado que introduce la conjunción no implica una pérdida del significado y función intensificadores del marcador, lo que demostraría la ausencia de unidad entre ambos elementos[15]. Si bien la movilidad de ‘vamos’ no afecta considerablemente a su interpretación intensificadora, sí afecta a su valor continuativo de recapitulación. Como muestra el ejemplo (11), la posposición mantiene el valor intensificador, de refuerzo argumentativo, ya que apunta hacia lo dicho y cierra la unidad informativa; pero se pierde el matiz rearticulador de continuación discursiva y cierre argumentativo (recapitulación).

(11) a. Es un país genial]A, [los belgas son un poco raritos]B, pero vamos [hay fiestas, diversión, puedes viajar… os lo recomiendo.]A' [adversación y función continuativo-regresiva]

b. Es un país genial, los belgas son un poco raritos, pero [hay fiestas, diversión, puedes viajar… os lo recomiendo], vamos. [refuerzo del segundo segmento]

En el caso de ‘pero vaya’, la diferencia es más evidente, si cabe. Tal como se desprende del ejemplo (12), la posposición de ‘vaya’ implica un cambio en el alcance sintáctico del marcador, que incide en el enunciado inmediatamente anterior; y la pérdida del sentido concesivo y del matiz de aceptación problemática a favor de un sentido de intensificación y cierre argumentativo:

(12) a. [Porque San Roque fue; San Roque ha sido; San Roque será; San Roque hoy; San Roque ayer; San Roque mañana; San Roque siempre]A.

[Entre los congregados (siempre según las crónicas), sollozos, lágrimas, suspiros, convulsiones y hasta alguna que otra ‘Lipotimia’ (éstas también podrían haber sido por el calor reinante)]B. Pero vaya, [todo era, en general,  resultado de aquel inesperado e insólito, pero hermoso alud de ‘Roques’]A'.

 [adversación y función continuativo-regresiva] (http://www.lataha.es/castellano/Municipio/B5DEFDFCB3774E5DB3C829509880CDC4.htm)

b. Porque San Roque fue; San Roque ha sido; San Roque será; San Roque hoy; San Roque ayer; San Roque mañana; San Roque siempre.

(...). Pero [todo era, en general, resultado de aquel inesperado e insólito, pero hermoso alud de ‘Roques’]. [refuerzo del segundo segmento y pérdida del valor concesivo]

Tanto ‘pero vamos’ como ‘pero vaya’ son, a nuestro entender, marcadores complejos que no han finalizado aún su proceso de gramaticalización. Esto explica, por un lado, que la interpretación adversativo-concesiva de estos marcadores se presente como una tendencia fuerte (como una opción interpretativa por defecto), pero no consolidada; y, por otro, que ambos marcadores puedan aparecer separados por pausa (una coma en la escritura). Ahora bien, pese a lo anterior, tanto en contextos como el que estamos tratando como especialmente en contextos prototípicos de antiorientación (Polanco, 2014a), ambos marcadores complejos se interpretan preferentemente como una unidad discursiva. En nuestra opinión, no puede obviarse el hecho de que la frecuente coaparición de ambos marcadores sin pausa intermedia en el corpus analizado representa un indicio claro del grado de cohesión estructural y, sobre todo, de fijación semántico-pragmática que el hablante concede a la combinación de ambos elementos. Prueba de ello es el elevado número de casos encontrados en el corpus analizado de esta combinación sin pausa intermedia: 429 de 510 ocurrencias de ‘pero vamos’; y 80 de 86 de ‘pero vaya’ (ver tablas 1 y 2).

El uso repetido de una expresión compleja suele dar como resultado una reinterpretación pragmática de esta como una unidad, sin que ello vaya acompañado necesariamente de una fusión formal (al menos en los primeros momentos de su evolución) (Montoro, 1996; Timofeeva, 2008). Por lo general, la fijación formal es consecuencia de una fijación pragmática previa (Timofeeva, 2008). Por ello, nos parece más acertada una perspectiva que trate la fijación formal y la idiomaticidad como partes de un mismo proceso de configuración gradual. Este proceso se origina en el uso, a partir de la rutinización de ciertas combinaciones de palabras, de modo que la fijación pragmática debería constituir el rasgo indicador básico de que determinada expresión compleja forma parte, en mayor o menor medida, del inventario fraseológico de la lengua.

4.2. Evolución diacrónica

¿Cómo se pasa de una interpretación adversativa con un aporte modalizador (marcadores separados) a una interpretación global como unidad discursiva? Aunque en este trabajo no se tratará en profundidad el proceso evolutivo de los marcadores objeto de estudio, sí queremos esbozar una posibilidad explicativa.

En el caso de ‘vaya’, su valor (re)formulador podría haber derivado de los contextos en que el hablante solicita la aceptación de su interlocutor para introducir alguna información, principalmente en contextos con sujeto inanimado:

“E por quanto él se finge que tiene razón, vaya, sy vos paresçe, la Razón, e cométale con multitud de razones” (Alfonso de la Torre, 1430-1440, apud. Octavio de Toledo, 2001: 53).

A medida que aumenta la implicación del hablante en su propio discurso (proceso de subjetivación), se refuerza su intención de avanzar en él (función formuladora) y se focaliza la atención en el enunciado, en lo que quiere decir el hablante (marcación ostensiva de relevancia informativa): “sábete que me enojé… ¿de qué? ¿Dirélo? Otra vez me rasco. Vaya: de que me llamó vieja” (López de Úbeda, finales del s. XVI, apud. Octavio de Toledo, 2001: 54).

A principios y mediados del s. XVI, aparecen ya casos de ‘pero vaya’ que introducen una oración explicativa que justifica los motivos de la resignación del hablante: i) “Lo que sufrir no puedo sin gran pena / es no tener con quien descansar pueda, / agora en especial, que tanto tengo / que descansar, cuitada; ‘pero vaya’ / que si contigo descansar no puedo, / poco aprovechará cualquier descanso” (CORDE, Juan Boscán, 1514-1542); ii) "Y así Turpín escribe, si ha mirado, que vivió sabio un tiempo, ‘pero vaya’, que un yerro hizo al fin, de tan gran peso que le quitó del todo todo el seso.." (CORDE, Jerónimo de Urrea, 1549) En estos ejemplos, ‘pero vaya’ muestra ya, en nuestra opinión, un valor funcional similar al que estamos tratando en este trabajo y al que desarrolla en contextos de contraargumentación directa: adversación/concesión + recapitulación.

El sentido concesivo que adquiere la locución ‘pero vaya’ surge como una implicatura conversacional particularizada a partir del significado de recepción problemática de ‘vaya’. La aceptación resignada del hablante de un estado de cosas implica por su parte un cierto distanciamiento epistémico, es decir, una mengua de la identificación del hablante con tal estado de cosas. Al tratarse de un contexto de adversación, el estado de cosas introducido por 'pero' debería adquirir, en cualquier caso, un peso argumentativo mayor que lo que se haya dicho previamente. Sin embargo, la inclusión de ‘vaya’ señala dicho estado de cosas como una circunstancia inevitable, pero no deseable, de modo que no se anula la pertinencia del argumento contrastado (es decir, el argumento adversativo no representa una mejor opción, sino una opción que no puede rechazarse o evitarse). El distanciamiento del hablante respecto de su propia elocución supone, consecuentemente, un menor compromiso con lo que acaba de decir, lo cual implica una atenuación ilocutiva que, a su vez, representa una descarga argumentativa del enunciado. En este sentido, puede decirse que la aceptación resignada del estado de cosas señalado por ‘vaya’ acaba derivando en un cierto valor de concesividad.

La asociación continuada de ‘pero vaya’ con este tipo de contextos va afianzando el valor adversativo-concesivo de la locución, hasta que dicho valor se manifiesta sin necesidad de explicitar el estado de cosas que se acepta resignadamente (mediante un proceso de transferencia metonímico): el significado del conjunto lo asume una parte de él. Así, ‘pero vaya’ acaba implicitando una interpretación de aceptación problemática respecto del argumento que introduce la locución, como muestran los ejemplos siguientes:

(13) En el mismo sitio exacto no, pero vaya, prácticamente. (CREA; Avistamiento OVNI en Navalsaz, 23/07/00)

(14) Pues, no es que nade muy eso, pero vaya, nado bien, o sea me defiendo muy bien. (CREA; Conversación 8, Universidad de Alcalá de Henares)

De manera tentativa, pues, podría aventurarse que en la interpretación unitaria de la locución, la interpretación atenuativo-concesiva que aportaba ‘vaya’ de manera independiente se ha integrado en la unidad discursiva y ha convertido a ‘pero vaya’ en un marcador concesivo.

En el caso de 'pero vamos', el valor interactivo de cooperación propio de ‘vamos’ dota a la unidad de un valor de empatización ausente en 'pero' y modifica el grado de adversación (se anulan también las conclusiones implícitas en el segmento previo, aunque se añade un cierto matiz empático); con ‘pero vamos’ el hablante trata de inmiscuir al oyente en su punto de vista o trata se sumarse a la perspectiva enunciativa de su interlocutor, sin que por ello pierda intensidad ni fuerza el argumento que introduce.

En suma, como unidad discursiva, 'pero vamos/vaya' explicita la intención interactivo-argumentativa del hablante en un solo movimiento, de forma holística. En cambio, con los marcadores por separado, hay una suma de valores: primero uno de adversación, luego otro de refuerzo argumentativo y/o colaboración-integración de perspectivas enunciativas.

CONCLUSIONES

La función de recuperación del tópico discursivo o ‘rearticulación continuativo-regresiva’ es una de las diversas funciones de carácter formulativo que pueden desempeñar los marcadores conversacionales ‘vamos’ y ‘vaya’ y, especialmente, la combinación ‘pero vamos/vaya’. Esta última, tal como hemos tratado de mostrar en este trabajo, presenta un grado de fijación pragmática y formal que permite su tratamiento como locución discursiva adversativa (‘pero vamos’) o concesiva (‘pero vaya’) de carácter escalar. A este sentido adversativo-concesivo, se le añade, en contextos de rearticulación como el que hemos tratado aquí, un valor discursivo continuativo-regresivo.

El valor continuativo-regresivo de ‘vamos’, ‘vaya’ y ‘pero vamos/vaya’ es una interpretación contextual derivada del contexto funcional rearticulativo en que aparecen estos elementos discursivos. Ahora bien, se trata de ‘sentidos construccionales’, interpretaciones contextuales ligadas a determinados patrones funcionales prototípicos o esquemas funcionales que apuntan, en nuestra opinión, hacia un nivel de interpretación intermedio entre el semántico o convencional y el pragmático o no convencional, en el que se suele incluir cualquier valor imputable al contexto. Estas interpretaciones derivadas de la interrelación de un marcador discursivo y ciertas pautas contextuales se activan automáticamente, por defecto, en función de dicha interrelación y presentan un nivel elevado de estabilidad funcional. No obstante, son interpretaciones cancelables, interpretaciones que pueden anularse si existe presión contextual en una dirección interpretativa distinta (por ejemplo, a partir de una variación del patrón entonativo prototípico o no marcado).

Por ello, en este trabajo hemos sostenido que este tercer nivel de interpretación, intermedio entre lo convencionalizado y lo puntual en contexto, se explica de una forma más satisfactoria mediante un tratamiento construccional de los contextos funcionales y el recurso a la ‘Teoría de las implicaturas conversacionales generalizadas’ de Levinson (2004). De este modo, creemos que puede captarse adecuadamente la estrecha vinculación semántico-cognitiva que se establece entre: (i) determinados usos de un marcador y algunos contextos o esquemas construccionales, vinculación que activa por defecto lecturas adicionales que emanan del esquema construccional; y (ii) determinadas formas discursivas y ciertas marcas contextuales (entre ellas, la entonación y la posición en el turno-intervención), en función de determinadas pautas de interpretación que actúan a modo de principios interpretativos que restringen o canalizan por defecto la activación de determinadas interpretaciones o valores implícitos en el marco de interpretación asociado a estos elementos discursivo-interactivos.

NOTAS

[1] Sobre la gramaticalización de ‘vamos’, véase González Ollé (2002) y Romero Aguilera (2006). Acerca de la gramaticalización de ‘vaya’, véase Octavio de Toledo (2001).

[2] Con esta función, ‘vamos’ y ‘vaya’ entran en relación con el ‘bueno’ metadiscursivo que se utiliza para acumular la información y hacer progresar la conversación (Bauhr, 1994; Briz & Hidalgo,1998; Martín Zorraquino & Portolés, 1999).

[3] Tomamos el concepto de ‘función rearticuladora’ de Cortés y Camacho (2005).

[4] Basamos el concepto de ‘marco de interpretación’ en la noción de ‘marco cognitivo ‘que se maneja en Semántica Cognitiva (Fillmore & Atkins, 1992). Consideramos que la noción de ‘marco’ como conjunto de conocimiento estructurado ligado a una palabra o expresión más compleja (en distintos grados de esquematicidad o abstracción) incluye también el conocimiento sobre cómo usar una expresión determinada y puede aplicarse adecuadamente a los esquemas construccionales y a los marcadores del discurso y construcciones discursivas que estamos tratando en este trabajo. En este sentido, los ‘marcos de interpretación’ recogen el hecho de que las experiencias discursivas previas forman parte del conocimiento general de base que los hablantes aportan al intercambio comunicativo, tanto como el conocimiento ‘cognitivo’ inherente al concepto de frame (Lee, 2001).

[5] Entendemos por ‘umbral de distorsión’ (Fuchs, 1994) un espacio variable de interpretabilidad (de la relación entre los segmentos discursivos implicados en la (re)formulación) sujeto a límites también variables de aceptabilidad (relacionados con determinadas convenciones, los participantes discursivos y la situación de enunciación).

[6] Esta locución también puede desempeñar funciones de apoyo argumentativo-ilocutivo (‘pero vamos’) y concesivo-atenuativas (‘pero vaya’) en contextos prototípicos de adversación (Briz et al, 2008; Fuentes, 2009; Polanco, 2014a):

(i) refuerzo-atenuación ilocutivo-argumentativo de un argumento antiorientado: "A mí no me gustan mucho, ‘pero vamos/vaya’, dicen que están bien";

(ii) refuerzo ilocutivo-argumentativo de un argumento coorientado: "Este programa es genial, ‘pero vamos’, súper bueno". 

[7] Sobre este valor, véase Octavio de Toledo (2001, Nota 10).

[8] Diferente es la opinión de Fuentes (1998), a propósito de ‘pero vamos’. Esta autora considera que no puede realizarse una lectura unitaria de ‘pero vamos’ debido a la incompatibilidad semántica de ambos marcadores (1998). Según esta autora, cuando se combina con ‘pero’, ‘vamos’ no reformula, sino que actúa como un apoyo modal del enunciado al que se circunscribe. En nuestra opinión, y conforme a lo que demuestran algunas ocurrencias de pero ‘vamos/vaya’ en nuestro corpus, no existe incompatibilidad entre la función reformuladora recapitulativa o rearticuladora continuativa de ‘vamos’ o ‘vaya’, y la adversación. Es cierto que el valor de apoyo modal de un enunciado antiorientado al que alude Fuentes se produce en contextos de  refuerzo ilocutivo-argumentativo. Y de hecho constituye uno de los valores de esta construcción (Polanco, 2014a). Pero no es menos cierto que el esquema discursivo en el que ‘pero vamos/vaya’ adquiere este valor modal (que representamos como [A, pero ‘vamos/vaya’, B]) es distinto del que estamos analizando en el presente apartado (que representamos como [A, B, ‘pero vamos/vaya’ A’]), variable esta que, junto al esquema entonativo y la posición del marcador, condicionan enormemente la interpretación.

[9] Otra posible interpretación de la locución sería pensar que ‘pero vaya’ introduce una especie de conclusión implícita de tipo concesivo con la que se rebaja la fuerza argumentativa del argumento previo, sin llegar a anular su pertinencia (como haría la conjunción ‘pero’ sola): A, ‘pero vaya’ [a pesar de A], B. El sentido de aceptación problemática sigue actuando y dota igualmente de un cierto matiz concesivo a dicho argumento.

[10] En Briz et al. (2008, s.v. ‘vamos’), se describe que en la combinación de 'pero' y 'vamos', este último marcador parece ‘neutralizar la orientación contraargumentativa que habitualmente desarrolla ‘pero’’ porque ‘la presencia de ‘vamos’ indica que la formulación de un miembro equivale a la del otro’. Esto es cierto especialmente cuando el marcador 'vamos' presenta una entonación suspendida, en cuyo caso se interpreta una atenuación ilocutiva que influye en la interpretación de tipo concesivo, o en los casos en los que 'pero' cumple una función concesiva. Sin embargo, dicha neutralización desaparece en contextos de adversación prototípicos o en los que 'vamos' posee una entonación marcada (elevación del tono o tonema descendente). En cambio, a diferencia de la permeabilidad que presenta 'vamos', el marcador 'vaya' mantiene su valor modal de aceptación condicionada y aporta un matiz concesivo a la combinación con 'pero' en todos los casos.

[11] No aparece en las intervenciones previas ninguna alusión directa a la situación descrita en la conclusión del blog a que alude el hablante, pero constituye en cualquier caso el tópico dominante, o desencadenante, de la ‘conversación’ entre los internautas.

[12] Ver nota 10. En Briz et al (2008, s.v. ‘vamos’) se sugiere que ‘es habitual hallar esta combinación en construcciones inacabadas’. Sin embargo, el índice de frecuencia de este tipo de construcciones es relativamente pequeño en el corpus analizado. De las 510 ocurrencias analizadas de la combinación 'pero vamos', solo 12 responden a este patrón discursivo; en el caso de 'pero vaya', solo se ha encontrado 1 caso.

[13] En los modelos construccionales, las construcciones también representan, igual que las palabras, emparejamientos convencionales de forma-función (Goldberg, 1995).

[14] Ver Nota 8. Para una refutación por extenso de los argumentos de esta autora, véase Polanco (2014a: 363-366).

[15] Otro posible contraejemplo a la interpretación locutiva de 'pero vamos/vaya' podría ser la prueba del estilo indirecto o la posibilidad de anteponer el elemento interjectivo a la conjunción (Martín Zorraquino & Portolés, 1999). Según la primera prueba, en estilo indirecto las interjecciones y los marcadores interjectivos pueden separarse del enunciado referido mediante la conjunción 'que'. En el caso que nos ocupa, la posibilidad de separar ambos elementos demostraría su independencia sintáctica: "Me gusta, y la verdad es que es un poco caro, pero vamos, me lo compro" / "Me dijo que le gustaba y que era un poco caro, pero que, vamos, que se lo compraba". Sin embargo, el ejemplo en estilo indirecto induce, más bien, una interpretación modalizada, una evaluación subjetiva del hablante sobre el contenido que reproduce. Por otra parte, resulta difícil aceptar que alguien reproduzca las palabras de otro mediante la repetición de las marcas modales de la enunciación en lugar de reinterpretarlas en forma proposicional o con otras marcas de modalidad; parece más plausible una repetición como "Me dijo que le gustaba, que era un poco caro, pero que creía que/seguro que/seguramente no se lo compraría".

En cuanto a la segunda prueba, la anteposición de 'vamos' o 'vaya' tiene implicaciones en la interpretación del resultado:

(i) Me gusta mucho, y la verdad es que es un poco caro, vamos/vaya; pero no me lo compro [refuerzo del primer segmento y pérdida del valor continuativo-regresivo y de cierre argumentativo]

(ii) # Me gusta mucho, y la verdad es que es un poco caro; vamos, pero me lo compro [ocurrencia dudosa e interpretación extraña]

Por otro lado, pese a que elementos discursivos complejos como 'pues bien' (Martín Zorraquino & Portolés, 1999) también presentan la posibilidad de anteponer el elemento interjectivo al conjuntivo, ello no repercute en el sentido continuativo y de aceptación que expresa el marcador complejo, valores que podrían atribuirse a ¡pues' y 'bien', respectivamente; ni tampoco en su consideración e interpretación como unidad discursiva: "He dicho que vemos desde la memoria; pues bien, también percibimos desde el lenguaje" / "He dicho que vemos desde la memoria; bien, pues también percibimos desde el lenguaje".

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Recibido: 27/05/2015

Aceptado: 11/04/2016

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